Redacción
México.- Luego de los ataques violentos registrados en un bar del Centro de Querétaro el pasado sábado, y en Cuauhtitlán Izcalli, Estado de México, el domingo, un informe publicado por el diario *Reforma* pone de relieve un preocupante patrón de violencia en bares y antros a nivel nacional. De acuerdo con el conteo, este tipo de ataques ha tenido lugar en 16 de las 32 entidades federativas del país, evidenciando un fenómeno que impacta directamente la seguridad en espacios públicos de recreación nocturna.
En el caso de Querétaro, las autoridades señalaron que el objetivo de los sicarios era Fernando González Núñez, alias “La Flaca”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Sin embargo, el ataque dejó un saldo de nueve personas asesinadas, algunas de ellas acompañantes de “La Flaca” y otras que no tenían relación con el blanco del atentado. Este incidente llevó a que el municipio de Querétaro lanzara un operativo de revisión y clausura de al menos 10 establecimientos nocturnos que presentaban irregularidades.
Los registros de masacres en bares abarcan diversos estados, entre ellos Guanajuato, Tabasco, Morelos, Aguascalientes, Yucatán, Ciudad de México, Guerrero, Michoacán, Baja California, Zacatecas, Jalisco, Quintana Roo, Sonora y Nuevo León. La lista resalta un fenómeno de violencia que, según los expertos, responde en gran medida a pugnas entre grupos del crimen organizado y el intento de establecer control territorial.
Operativos y revisión de licencias
Ante el repunte de violencia en este tipo de establecimientos, autoridades locales y estatales han intensificado los operativos de revisión y clausura. Sin embargo, analistas en seguridad pública advierten que las clausuras no son suficientes para resolver el problema estructural, y señalan la necesidad de fortalecer los mecanismos de inteligencia, así como de prevenir la infiltración del crimen organizado en sectores clave de la economía local.
**Información adicional:**
El fenómeno de la violencia en bares y centros nocturnos se enmarca en un contexto de inseguridad en el que el crimen organizado busca imponer su presencia en diversas regiones del país. Las pugnas territoriales y la fragmentación de cárteles han contribuido al aumento de ataques indiscriminados. Para la ciudadanía, este panorama exige una respuesta que combine estrategias de seguridad preventiva y acciones coordinadas para desarticular las redes criminales que operan en los entornos urbanos.
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