Redacción
México.- Las refinerías de Pemex en Tula y Salamanca son dos focos críticos de contaminación atmosférica en el centro del País, con elevados riesgos para la salud.
El problema se agrava por el hecho de que operan al lado de centrales termoeléctricas que generan también muy altas cantidades de contaminantes del aire.
En Salamanca, dos estaciones de monitoreo de la calidad del aire registraban apenas ayer a las 5:00 horas concentraciones de partículas PM2.5 que excedían de 7 a 10 veces el límite recomendado por la OMS, según el sitio IQAir.
La actividad de la refinería y de la termoeléctrica de la CFE en Tula ha sido identificada como uno de los principales factores detonantes de contingencias ambientales en la Ciudad de México y su área metropolitana.
El complejo industrial de Tula ocupa el segundo lugar en emisiones de dióxido de azufre (SO2) en América del Norte, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire (OCCA).
La refinería y la termoeléctrica, advirtió desde hace tres años, emiten 33 veces más SO2 que todo el Valle de México.
La refinería “Miguel Hidalgo“, sostiene México Evalúa, es responsable de una quinta parte de la contaminación por SO2 y partículas PM2.5 en el Valle de México.
Organizaciones ambientalistas han advertido que los niveles en superficie de SO2 en la Zona Metropolitana del Valle de México están ligados a los patrones de vientos predominantes provenientes del complejo de Tula.
Los altos niveles de contaminación en la zona llevaron el año pasado a la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came) a solicitar que la refinería de Tula no operará a más del 75 por ciento de su capacidad total de proceso.
En tanto, la refinería “Antonio M. Amor” de Salamanca genera el 80 por ciento de la contaminación por SO2 en Guanajuato, según la Secretaría de Medio Ambiente estatal. Es además la instalación industrial que emite más dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera en todo el país.
Apenas el pasado 18 de febrero fue activada en el municipio la Fase de Vulnerabilidad Atmosférica por una emisión amarillenta proveniente de la refinería.
Pemex informó que la emisión se debió a un “disturbio” en el suministro de servicios de la planta catalítica y que consistió en 99 por ciento de vapor de agua. No obstante, una estación de monitoreo de la calidad del aire registró un incremento en las concentraciones de SO2 y de partículas PM10 y PM2.5.
En su Informe de sostenibilidad 2021, Pemex reportó que las emisiones de gases de efecto invernadero en sus seis refinerías aumentaron 10.5 por ciento respecto al año previo al llegar a 15.2 millones de toneladas de CO2 equivalente.
“Conforme se han llevado a cabo las inversiones contempladas en el Plan de Negocios 2021-2025, en particular en plantas de alquilación, catalíticas, primarias y endulzadoras de gases, la intensidad de emisiones de los procesos de refinación y producción de petroquímicos ha comenzado a disminuir”, sostuvo.
Con información de Reforma
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