Redacción
México- La comunidad internacional se enfrenta a un desafío crítico para cumplir con la meta 16.1 del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, que busca reducir todas las formas de violencia y tasas de mortalidad asociadas. México, que en 2021 aportó cerca del 10% de los homicidios violentos a nivel mundial, juega un papel clave en el contexto global, según revela un informe de Small Arms Survey, un proyecto del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo en Ginebra.
Violencia y cifras que mueven la aguja global
El informe elaborado por Gianluca Boo y Gergely Hideg subraya cómo el deterioro de la seguridad en México, combinado con su gran población, influye significativamente en las tendencias de muertes violentas. Entre 2015 y 2021, el índice de homicidio intencional en el país experimentó un incremento notable, con 14,900 víctimas adicionales en 2021 en comparación con 2015. A nivel global, esta tendencia ha sido visible también en países como Estados Unidos, Sudáfrica y Nigeria.
A pesar de una ligera reducción de homicidios en México durante el periodo 2020-2021, la situación sigue siendo alarmante, según el estudio, con una tasa mundial de muertes violentas que alcanzó 7.3 por cada 100,000 habitantes en 2021, mostrando un aumento del 6% en comparación con el año anterior.
Impacto de la violencia de género
El informe destaca también la gravedad de la violencia letal contra las mujeres en México, que en 2021 se ubicó entre los ocho países con mayores índices de homicidios femeninos. Desde 2008, el número de víctimas ha crecido, sumando 4,600 mujeres asesinadas en 2021. Aunque las armas de fuego han cobrado protagonismo en la violencia letal contra hombres, los homicidios de mujeres suelen ocurrir en el entorno doméstico, lo que refleja la necesidad urgente de intervenciones específicas.
Un futuro incierto: el reto de la Agenda 2030
El panorama descrito por Small Arms Survey revela que, a nivel mundial, los esfuerzos actuales no serán suficientes para alcanzar la meta de reducción de muertes violentas establecida en la Agenda 2030. Si las tendencias actuales persisten, se proyecta que la tasa de muertes violentas podría subir a 7.6 por cada 100,000 habitantes para finales de esta década. Un escenario de escalada en conflictos, particularmente en Asia y Europa del Este, podría elevar la cifra a 10.76.
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