Redacción
Washington.- Un tribunal federal de apelaciones en Washington, D.C., confirmó este viernes la constitucionalidad de la ley que exige a ByteDance, compañía matriz de TikTok con sede en China, vender la aplicación o enfrentarse a una prohibición efectiva en Estados Unidos. La medida, impulsada por el Presidente Joe Biden en abril, se basa en preocupaciones sobre la seguridad nacional debido a los presuntos vínculos de la plataforma con el gobierno chino.
El fallo rechaza el argumento de TikTok de que la normativa viola la Primera Enmienda al limitar la libertad de expresión de sus 170 millones de usuarios estadounidenses. Si ByteDance no concreta la venta antes del 19 de enero, las tiendas de aplicaciones como Apple y Google, así como los proveedores de alojamiento de Internet, tendrán que dejar de respaldar TikTok, lo que provocaría su desaparición operativa en el país.
Preocupaciones bipartidistas
Legisladores de ambos partidos han señalado a TikTok como un riesgo de seguridad nacional. Troy Balderson, congresista republicano por Ohio, calificó a la plataforma como “una herramienta de vigilancia utilizada por el Partido Comunista Chino para espiar a los estadounidenses y recopilar datos muy personales”.
Mientras tanto, el Presidente electo Donald Trump no ha confirmado si mantendrá la medida tras su toma de posesión en enero. Aunque en una publicación de septiembre en Truth Social afirmó que no planeaba intervenir directamente, su portavoz de transición, Karoline Leavitt, declaró en noviembre que la administración Trump-Vance cumplirá con las promesas de campaña relacionadas con el tema.
La decisión judicial llega en medio de un debate global sobre la privacidad y la influencia de China en las tecnologías de consumo masivo. ByteDance enfrenta presiones similares en otros países que cuestionan el manejo de los datos de los usuarios.
La cuenta regresiva para la posible venta de TikTok está en marcha, con apenas semanas para que ByteDance cumpla la ley. De no hacerlo, los usuarios en EE.UU. podrían perder el acceso a la popular aplicación, marcando un precedente en las relaciones tecnológicas entre Washington y Pekín.
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