México enfrenta su peor sequía desde 2011, afectando a las zonas más pobladas

Redacción 

México.- Este año, México ha registrado sus peores condiciones de sequía desde 2011, afectando tanto la extensión del territorio como la insuficiencia de lluvias en algunas de las zonas más pobladas. A finales de julio, el promedio de llenado de las presas del país era del 46 por ciento, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Sin embargo, las presas más grandes, que abastecen a la mayoría de la población, se encontraban por debajo de su promedio histórico, especialmente en las regiones del centro y noroeste del país.

El Sistema Cutzamala, por ejemplo, registraba un nivel de llenado del 33 por ciento a finales del mes pasado, cuando el promedio histórico para la misma fecha es del 62 por ciento. En Sonora y Sinaloa, las presas mostraban niveles de 12.2 y 13.5 por ciento respectivamente, poniendo en riesgo las cosechas de maíz y trigo en estas regiones.

Alejandra Méndez, coordinadora del Servicio Meteorológico Nacional, advirtió que la actual temporada de ciclones no será suficiente para revertir los daños causados en la agricultura por cuatro años consecutivos de sequía. Un análisis de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) señala que México ha estado experimentando una sequía prolongada desde finales de 2022, con severos impactos en la producción agrícola.

Para finales de mayo de este año, el 76 por ciento del territorio mexicano sufría de sequía, la proporción más alta desde junio de 2011, cuando alcanzó el 85 por ciento. No obstante, existen diferencias importantes entre ambas sequías que podrían agravar la situación actual. En 2011, la sequía afectó principalmente el norte de México, mientras que este año, además del noroeste, también abarca el centro y sur del país, donde se concentra una mayor población.

Desde enero de 2024, la Secretaría de Agricultura comenzó a estimar una reducción del 20 al 40 por ciento en la producción de maíz debido a la insuficiencia de lluvias, lo que aumenta la preocupación por el impacto de la sequía en la producción de alimentos. La situación plantea serios desafíos para el abastecimiento de agua y la seguridad alimentaria en las regiones más afectadas.