Redacción
Francia.– Un tribunal de Burdeos, Francia, con jurado juzga a partir de este lunes a un albañil de 48 años, con doble nacionalidad francesa y argelina, que en mayo de 2021 mató su mujer, a la que quemó viva atacándola en la calle pese a que lo había denunciado repetidamente por múltiples episodios de violencia conyugal.
Varias decenas de personas, convocadas por asociaciones feministas, se concentraron en el exterior del Palacio de Justicia antes de que comenzara la audiencia para denunciar lo que consideran una cadena de errores policiales y judiciales que permitieron que Mounir Boutaa acabara con la vida de Chahinez Daoud, que era madre de tres hijos y en el momento de los hechos tenía 31 años.
El asesinato de Daoud, a la que el agresor tiroteó en las piernas para inmovilizarla antes de rociarla con gasolina y de quemarla en pleno día en la ciudad de Mérignac, a las afueras de Burdeos, conmocionó a Francia por su brutalidad, pero también por las circunstancias previas.
La mujer había presentado varias denuncias contra su marido, que en junio de 2020 fue condenado a nueve meses de cárcel por haber intentado estrangularla pero que no había dejado de acosarla ni siquiera cuando estaba entre rejas, según ha explicado la familia.
Una vez que salió de prisión, y aunque tenía obligación de no acercarse a ella, la agredió delante de un supermercado un mes antes de matarla. La víctima lo denunció de nuevo, pero eso no tuvo consecuencias porque no se pusieron en marcha medidas adicionales de protección.
Una investigación administrativa abierta más el asesinato puso en evidencia una serie de fallos, empezando porque el policía que la atendió la última vez, que a su vez había sido condenado por violencia de género, archivó de forma inadecuada ese procedimiento, que no tuvo seguimiento.
El acusado, una vez detenido, afirmó pese al ensañamiento de su ataque que no quería matarla, pero sí “castigarla” de forma que le quedaran grabadas huellas.
También declaró que lo hizo “para vengarse de su infidelidad” y porque alegaba que lo había utilizado para poder salir de Argelia (el país de origen de ambos) e instalarse en Francia con sus dos hijos de un matrimonio anterior.
El proceso ante el Tribunal de lo Criminal de Gironde debe prolongarse toda la semana y Boutaa -que también había sido condenado por violencia de género contra una pareja que había tenido anteriormente– se expone a una pena de cadena perpetua.
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