Redacción
Estocolmo- Dos jóvenes indígenas zapotecas, Shanni Valeria Mora Fajardo y Rosa Mendoza Sosa, de 16 y 17 años, han hecho historia al convertirse en las primeras mexicanas en ganar el prestigioso Diploma de Excelencia en el Premio Mundial Juvenil del Agua, la competencia juvenil más importante en materia de agua, impulsada por el Stockholm International Water Institute (SIWI).
Este reconocimiento fue otorgado en el marco de la Semana Mundial del Agua, organizada por el SIWI en Estocolmo, Suecia. Las estudiantes, que cursan sus estudios en un bachillerato comunitario en Teotitlán del Valle, Oaxaca, destacaron entre más de 30 delegaciones finalistas gracias a su proyecto innovador: un sistema de filtración casero diseñado para purificar las aguas residuales generadas durante el teñido textil, un proceso común en la producción artesanal de tapetes de lana en su comunidad. Este sistema permite la reutilización del agua en el cultivo de hortalizas, ofreciendo una solución sostenible y accesible que promete tener un impacto positivo en su entorno.
“Shanni y Rosa son un orgullo para México. No solo representan a los jóvenes, también a las mujeres, a las poblaciones originarias y, sobre todo, el futuro de la ciencia con sentido social”, declaró Jorge Arriaga, coordinador ejecutivo de la Red del Agua de la UNAM y del Centro Regional de Seguridad Hídrica (Cershi), auspiciado por la Unesco. Arriaga destacó que este tipo de logros demuestran cómo jóvenes de cualquier región del país, como es el caso de Shanni y Rosa, pueden desarrollar ideas innovadoras que contribuyan a resolver problemas hídricos y beneficiar a sus comunidades.
El proyecto de las jóvenes zapotecas no solo les valió el reconocimiento internacional, sino que también resalta la importancia de las alianzas entre instituciones como la Red de Agua de la UNAM, el Cershi y la Embajada de Suecia en México. Estas colaboraciones, subrayó Arriaga, son esenciales para generar soluciones que aborden la seguridad hídrica y promuevan un desarrollo sostenible en las comunidades.
Este logro marca un hito para México en la competencia internacional y pone de relieve el potencial de los jóvenes indígenas en la ciencia y la tecnología, demostrando que, con el apoyo adecuado, pueden desarrollar soluciones innovadoras que impacten positivamente a nivel local y global.
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