Redacción
México.- En los últimos dos años, Cuba ha experimentado lo que expertos consideran su mayor éxodo de migrantes en más de medio siglo, afectando al 4 por ciento de su población, según registros oficiales de Estados Unidos. Entre 2021 y 2023, las autoridades migratorias estadounidenses detuvieron a 464,197 cubanos, la mayoría de los cuales transitó por territorio mexicano.
La ruta seguida por estos migrantes involucra viajar a Nicaragua, donde no se requiere visa, y luego continuar por vía terrestre hacia México, guiados por traficantes de personas. Un análisis de la organización civil Oficina en Washington para América Latina (WOLA) advierte que el volumen de esta migración reciente hacia Estados Unidos equivale a más del 4 por ciento de la población de la isla.
Este flujo masivo, que supera los éxodos del Mariel en 1980 y la crisis de los balseros en 1994 combinados, se ha encontrado con un endurecimiento de la política de admisión de cubanos en Estados Unidos. Como resultado, muchos se ven obligados a permanecer en México, a la espera de una cita para iniciar el proceso de solicitud de asilo o como segunda opción de destino final.
De los 72,879 cubanos detenidos en México, casi 56,000 han recibido “tarjetas de visitante por razones humanitarias”, permitiéndoles permanecer en el país, transitar libremente y obtener empleo por hasta un año. Además, 43,843 cubanos han solicitado refugio en México durante estos tres años, de los cuales solo 2,746 fueron reconocidos como refugiados.
Un dato significativo no contabilizado es el número de cubanos que pueden nacionalizarse españoles bajo la “Ley de Nietos” y abandonar la isla, estimado en 100,000. Además, algunos cubanos pueden viajar a Rusia, Bielorrusia y Serbia sin necesidad de visa.
Según WOLA, con cifras del Gobierno cubano, el país ha perdido alrededor del 9 por ciento de sus profesionales médicos entre 2021 y 2022, lo que ha llevado a escasez de profesores en todo el país. El éxodo reciente se atribuye al fracaso de las reformas en Cuba para mejorar las condiciones de vida y a la falta de voluntad política en Estados Unidos para reconsiderar políticas que agravan las dificultades económicas de la isla, exacerbadas por la pandemia de Covid-19 y la disminución del turismo.
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