Redacción
Ciudad de México – Minas antipersonales, drones modificados con explosivos y tácticas militares han transformado el panorama de la violencia en México. Estos métodos, comúnmente asociados con conflictos en Ucrania o Medio Oriente, se han convertido en herramientas clave de los cárteles en su lucha por el control territorial.
En los últimos seis años, el país ha sido escenario de ataques con explosivos de alta tecnología. En los últimos tres, esta violencia ha escalado debido al uso de técnicas militares avanzadas, impulsadas por el reclutamiento de exmilitares nacionales e internacionales, según expertos en seguridad.
Entre los casos recientes, destaca el ocurrido el 16 de diciembre en Cotija, Michoacán, donde dos militares fallecieron tras detonar una mina antipersonal. Este tipo de artefactos, prohibidos desde 1997 por el Tratado de Ottawa, ha cobrado víctimas no solo entre fuerzas armadas, sino también entre civiles. En marzo pasado, tres jornaleros murieron en Tumbiscatío, Michoacán, tras activar una mina similar.
El 14 de noviembre en Tamaulipas, drones equipados con explosivos dejaron cuatro policías heridos en los municipios de San Fernando y Río Bravo. Guanajuato, Chiapas, Guerrero y Sinaloa también han sido testigos de estos ataques, lo que evidencia la expansión de estas tácticas bélicas a lo largo del territorio nacional.
El trasfondo de la sofisticación
Grupos criminales como el CJNG, Los Viagras y el Cártel de la Huacana han incrementado su capacidad armamentista con la construcción de talleres para fabricar ojivas y explosivos, adaptados para su lanzamiento desde drones modificados.
David Saucedo, consultor en seguridad, explicó que la incorporación de exmilitares de élite a las filas del crimen organizado ha potenciado sus capacidades operativas. “Se trata de profesionales de la guerra que no solo refuerzan la seguridad de los líderes criminales, sino que también entrenan a sus brazos armados en tácticas especializadas,” indicó.
El impacto en la sociedad y las instituciones
La violencia derivada del uso de explosivos no solo afecta a las fuerzas armadas y cuerpos policiales, sino también a las comunidades rurales que quedan atrapadas en el fuego cruzado. En este contexto, expertos subrayan la necesidad de reforzar las estrategias gubernamentales de seguridad y brindar mejores incentivos a los militares para frenar su reclutamiento por parte de los cárteles.
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