Veracruz— El municipio petrolero de Minatitlán, Veracruz, vive momentos de conmoción tras la detención de Daniel ‘N’, un empresario que decidió dejar de pagar derecho de piso al crimen organizado y enfrentó las consecuencias con su propia vida en juego. Su decisión de resistirse a la extorsión derivó en un violento ataque en el que, en un acto de supervivencia, atropelló y mató a dos sicarios que intentaban asesinarlo. Hoy, mientras enfrenta un proceso judicial, su historia sacude a una región marcada por la violencia y la impunidad.
Un acto de resistencia que desencadenó la tragedia
Según publica El Universal, hace tres meses, Daniel ‘N’, dueño del bar ‘El Jalisquito‘, decidió dejar de pagar las cuotas exigidas por el crimen organizado. “Cada semana querían más y más”, relató en un mensaje difundido en redes sociales antes de su detención. La decisión desató una ola de amenazas en su contra, que culminó en un atentado el pasado viernes.
Dos sicarios armados lo esperaban afuera de su negocio. Al verlo, comenzaron a disparar. En un intento desesperado por salvar su vida y la de su familia, Daniel aceleró su camioneta, perdió el control y terminó impactándose contra el muro de su propio bar, arrollando a los agresores en el proceso. Ambos murieron en el lugar.
A pesar de haber actuado en defensa propia, Daniel fue detenido por las autoridades y puesto a disposición del Ministerio Público, donde se determinará si enfrenta cargos o es liberado. Mientras tanto, en redes sociales y en las calles de Minatitlán y Coatzacoalcos, cientos de personas exigen su libertad, considerándolo un “héroe” que se atrevió a desafiar a los criminales.
“Yo perdí mi libertad y mi paz, y quizá algún día me alcancen las balas de la venganza”, expresó el empresario en un mensaje que se ha viralizado. Su historia recuerda episodios sangrientos ocurridos en la región, como la masacre en el bar “Caballo Blanco” en 2019 y el ataque a una fiesta en Minatitlán en 2020, donde murieron decenas de personas.
Un mensaje de lucha y desesperación
En su emotivo mensaje, Daniel también se despidió de sus empleados, agradeciéndoles por permanecer a su lado a pesar de los riesgos. “Mientras mi personal se desvelaba trabajando para llevar dinero a casa, ellos (los criminales) solo venían a llevarse los miles”, denunció.
Ahora, el destino del empresario está en manos de las autoridades, mientras su caso genera un debate sobre el derecho a la defensa propia en un país donde la violencia del crimen organizado es un flagelo constante. “No cometí ningún delito, los delincuentes están muertos y hoy la nota fue diferente a la de la semana pasada”, sentenció.
La pregunta sigue en el aire: ¿Se hará justicia para quien decidió enfrentar al miedo, o será otro caso donde el sistema castiga a quienes se resisten al yugo del crimen?
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