Redacción
Ciudad del Vaticano.- En un esfuerzo por avanzar en la prevención de abusos y mejorar el trato a las víctimas, el Vaticano ha emitido un conjunto de recomendaciones a la Iglesia mexicana, en las que destaca la importancia de la formación continua, la creación de protocolos de comunicación con víctimas y el establecimiento de relaciones con autoridades civiles. Estas recomendaciones fueron publicadas en el primer informe de la Comisión de Protección de Menores, presentado en el Vaticano este martes.
Este documento, solicitado por el Papa Francisco, sintetiza las conclusiones de una visita ad limina de la Conferencia del Episcopado Mexicano realizada en 2023. El informe forma parte de un proyecto piloto que incluyó a otros 19 países y se desarrolló a través de reuniones y cuestionarios respondidos por el 20% de los obispos mexicanos.
Entre las recomendaciones, la Comisión subraya el desafío que representan las barreras culturales y la falta de confianza hacia el sistema judicial, lo que frecuentemente lleva a víctimas a denunciar casos de abuso ante las autoridades eclesiásticas en lugar de los tribunales civiles. En respuesta a esta situación, la Comisión aconseja establecer relaciones formales y estables con las autoridades civiles, particularmente con el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA).
Otro aspecto clave es la creación de protocolos de verificación y control en la infraestructura de protección diocesana, un área que aún enfrenta limitaciones en cuanto a recursos y procedimientos uniformes. Para el Vaticano, un sistema de control integrado podría facilitar el proceso de denuncia y fortalecer la confianza de las víctimas en la gestión de estos casos por parte de la Iglesia.
El informe también enfatiza la necesidad de incrementar la formación de los agentes pastorales para mejorar la cultura de la tutela y resalta el entusiasmo de los laicos por involucrarse en el tema de la protección. A nivel nacional, la Comisión solicita más recursos para la formación y acompañamiento de las víctimas, ya que considera insuficiente el actual apoyo a nivel diocesano, incluso con la existencia de un Consejo Nacional para la Protección.
Las recomendaciones finales incluyen:
– Proveer acceso continuo a la formación para todos los agentes pastorales con el fin de fortalecer una cultura de tutela.
– Crear y formalizar relaciones estables con las autoridades civiles, como el SIPINNA, para un trabajo conjunto.
– Desarrollar mecanismos de verificación y control en la infraestructura de protección de la Iglesia, con el acompañamiento y apoyo del Vaticano.
– Implementar un protocolo de comunicación que permita un enlace activo y constante con las víctimas y sobrevivientes.
Este esfuerzo del Vaticano subraya la voluntad de establecer una mayor transparencia y compromiso en la protección de menores, a la vez que enfrenta el reto de cambiar la percepción de justicia y apoyo en un entorno marcado por el escepticismo hacia las instituciones religiosas y judiciales.
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