Dr. José Manuel Ramos Arredondo
“Como te ves me vi, como me veo te verás”,
Es un conocido refrán que engloba la sabiduría popular en torno a que todas las personas en algún momento llegarán a la edad adulta. Y es que en este constante movimiento que es el mundo, pocas veces nos detenemos a pensar en la calidad de vida que tendremos cuando seamos mayores.
Actualmente observamos cómo cada vez más personas llegan a la etapa de la vejez con una calidad de vida bastante precaria, sobre todo en aquellos países con elevados índices de pobreza. Muchos de estas personas adultas mayores terminan en el abandono o sufriendo maltratos de toda índole, en los lugares al que son llevados por sus familiares cuando ya no pueden hacerse cargo de ellos.
Cuando las personas llegan a la etapa de la vejez necesitan de ciertos cuidados especiales, y en muchas ocasiones no pueden ser atendidos por la falta de recursos, disponibilidad de tiempo y apoyo por parte de su entorno familiar. Por este motivo, quedan al cuidado de otras personas que pueden abusar física y psicológicamente de estas personas, aprovechándose de su estado de vulnerabilidad. En tal sentido, la Organización de las Naciones Unidas decretó la creación de esta efeméride el 15 de junio de 2006: de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, con la finalidad de hacer valer los derechos de todas las mujeres y hombres que han llegado a esta etapa.
Por otra parte, impacta en el incremento de los niveles de pobreza y discriminación hacia las personas adultas mayores, en lo concerniente a la atención y asistencia médica, así como al acceso a los servicios de salud esenciales, especialmente en países en desarrollo. También, un elevado porcentaje de personas mayores de 60 años no tienen acceso a un sistema de pensiones y de jubilaciones, así como otros ingresos económicos que les permita disponer de una mejor calidad de vida.
Tal situación debe ser una de las prioridades por parte de las naciones y gobiernos del mundo, a fin de disminuir la vulnerabilidad que afecta a las personas mayores a nivel mundial.
Sin duda este valor del respeto en general y en particular a los adultos mayores debe replantearse en el occidente donde muchas veces se ve al adulto mayor como alguien que genera gastos al estado y no como alguien que tiene una vasta experiencia y puede enseñar a otros a mejorar procesos o actividades en el trabajo.
Quiero destacar que como sociedad y más aún como familiar de algún adulto mayor, debemos respetarlos y apoyarlos; visitarlos –si es posible- acompañarlos, ponerles atención, todos los días, ya que es parte de una sociedad avanzada y agradecida.
¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!