Redacción
Washington, D.C.— El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, asumirá el cargo el 20 de enero de 2025 con un plan ambicioso y controvertido: implementar la mayor deportación de migrantes en la historia del país y del mundo. En su primer día en la Oficina Oval, se espera que firme órdenes ejecutivas que declaren una “emergencia nacional” para justificar el uso de recursos federales en redadas masivas, retenes y operaciones de deportación.
De acuerdo con su equipo de transición, el objetivo inicial será expulsar a 1.3 millones de solicitantes de asilo rechazados, una cifra que recuerda a la polémica Operación “Espaldas Mojadas” de 1954. Sin embargo, el alcance de esta política podría superar los 13 millones de deportaciones, con un costo estimado de 350 mil millones de dólares, el doble del presupuesto anual de los Institutos Nacionales de Salud y 18 veces lo que el mundo invierte anualmente en investigación contra el cáncer.
Además, legisladores republicanos trabajan en reformas constitucionales para eliminar la ciudadanía automática por nacimiento, revocar permisos temporales como DACA y TPS, y naturalizaciones. Para ejecutar este plan, Trump busca revivir la “Ley Contra la Insurrección” de 1792, permitiendo el despliegue de fuerzas militares para apoyar a las autoridades migratorias y locales.
Críticos han señalado que esta medida no solo tendría un impacto devastador en las comunidades migrantes, sino también en la economía. Migrantes indocumentados aportan 46,800 millones de dólares anuales en impuestos federales y 23,300 millones en estatales, además de un poder adquisitivo de 256,800 millones de dólares que impulsa múltiples sectores.
A pesar de las declaraciones de “invasión migrante“, las cifras de detenciones en la frontera han disminuido, alcanzando 56,680 en octubre pasado. Sin embargo, Trump parece decidido a convertir la lucha contra la migración en el eje central de su nueva administración.
Analistas advierten que el plan, además de ser costoso e innecesario, podría polarizar aún más a la sociedad estadounidense y generar un impacto negativo en la estabilidad social y económica del país.
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