Redacción
México.- De las 25 fosas clandestinas encontradas entre 2023 y agosto de este año, 20 fueron localizadas por colectivos de familiares de personas desaparecidas, quienes suelen recibir información a través de reportes anónimos. Estos grupos, como Buscando Corazones en Jalisco, Corazones Unidos en Busca de Nuestros Tesoros, Guerreros Buscadores, Luz de Esperanza y Madres Buscadoras de Jalisco, han asumido una labor que debería recaer en la Fiscalía y la Comisión de Búsqueda.
Los reportes suelen llegar a través de llamadas telefónicas o redes sociales, alertando sobre sitios donde criminales han enterrado a sus víctimas. En muchos casos, los colectivos informan a las autoridades, pero al no ver una respuesta rápida, deciden actuar por cuenta propia, a menudo solicitando el acompañamiento de la Guardia Nacional para resguardar las zonas mientras realizan las búsquedas.
La lentitud en la respuesta de las autoridades es una constante en la experiencia de los colectivos. Un ejemplo de esto ocurrió en julio pasado cuando Corazones Unidos en Busca de Nuestros Tesoros localizó una fosa en Pueblo Quieto, Jalisco, y tuvieron que esperar tres horas para que la Fiscalía Especial de Personas Desaparecidas acudiera al sitio. Durante la intervención, los familiares encontraron otra fosa cercana, pero las autoridades, a pesar de contar con maquinaria, se negaron a intervenir.
Raúl Servín, miembro del colectivo Guerreros Buscadores, explica que la falta de acción gubernamental ha obligado a los familiares a aprender técnicas de búsqueda y a identificar terrenos usados como “panteones criminales”. “El Gobierno nos ha llevado a esto. Nos unimos para hacer las búsquedas porque no obtenemos respuestas de ellos”, expresó Servín, quien ha participado en el descubrimiento de ocho fosas clandestinas.
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