Redacción
Ciudad de México – En una decisión emblemática, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que no habrá aumentos salariales para los altos funcionarios de gobierno, incluyendo su propio sueldo, durante toda su administración. La medida, parte de una política de austeridad republicana, busca garantizar un manejo responsable de los recursos públicos y fomentar la transparencia.
Sheinbaum explicó que esta decisión se enmarca en su visión de un gobierno eficiente y comprometido con la optimización del gasto público: “Tomé la decisión de que no aumente el salario en los seis años que estemos aquí, tanto para la presidenta como para todos los funcionarios y servidores públicos de confianza de alto nivel”, señaló en conferencia de prensa.
Además, destacó que se aplicarán ajustes presupuestarios en áreas donde sea posible sin comprometer la operatividad de las dependencias gubernamentales.
La medida ha sido aplaudida por sectores que consideran este gesto como un compromiso ético y una estrategia para fomentar la confianza ciudadana en el gobierno. Sin embargo, también ha generado inquietudes sobre su impacto en la capacidad del sector público para retener talento calificado y motivar a sus servidores.
Expertos advierten que, aunque la austeridad es un objetivo válido, es crucial encontrar un equilibrio para mantener la competitividad del servicio público frente al sector privado. La política de austeridad republicana ha sido una característica distintiva de los gobiernos recientes en México, con énfasis en la eliminación de privilegios y la reducción de gastos superfluos. Sheinbaum continúa esta línea con el congelamiento salarial, complementada con recortes estratégicos en otras áreas.
Se espera que estas acciones contribuyan a mejorar la percepción pública sobre la administración y fortalezcan los recursos destinados a programas prioritarios para el desarrollo social y económico del país.
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