Redacción
Alemania.- En Alemania, varios activistas contra el cambio climático de la organización Rebelión Científica realizaron una protesta de desobediencia civil en la sala de exhibición de una fábrica de la empresa automotriz Volkswagen en la ciudad de Wolfsburgo
La semana pasada los manifestantes pegaron artículos científicos en diferentes modelos de automóviles de la marca Porsche que se encontraban en exhibición y nueve de los 15 manifestantes usaron pegamento superadhesivo para adherirse al suelo.
Los nueve, acompañados con seis personas de apoyo, irrumpieron el pasado día 19 de octubre en el pabellón dedicado a Porsche del Museo Volkswagen de Wolfsburg. Y tal y como aseguraron en redes sociales, estaban “decididos a pasar la noche, hasta que el CEO #OliverBlume esté listo para hablar con ellos”.
Todos ellos, como suele ser habitual, aparecieron ataviados con batas científicas y pegaron sus manos con pegamento al suelo y, tras una jornada de trabajo, el centro y sus empleados tomaron una decisión: apagar las luces, la calefacción y marcharse a casa dejando a los activistas literalmente pegados al suelo.
Uno de los integrantes del grupo, se quejó de la situación en la que la dirección del centro les dejaba.
Gianluca Grimalda, líder activista, denunció que no les dejaron ningún recipiente para hacer sus necesidades “de manera decente” mientras continuaban pegados al suelo y que incluso apagaron la calefacción del centro.
Al mismo tiempo los activistas denunciaron además que no se les permitió pedir comida de fuera: “No podemos pedir nuestra comida, debemos usar la proporcionada por Volkswagen. Luces apagadas. Controles aleatorios sin previo aviso por parte de guardias de seguridad”, añadió.
Tras un día y medio de protesta, algunos de los activistas anunciaron su retirada de la protesta por recomendación médica.
La queja de los ambientalistas es el poco trato humano que recibieron por parte de la concesionaria en la que se manifestaron.