Tamaulipas– En medio del dolor y la desesperación, Verónica Mejía tuvo que tomar una decisión drástica para salvar la vida de su hijo, Javier Alejandro Valdez Mejía, de 30 años. Debido al desabasto en el Hospital Regional de Alta Especialidad en Ciudad Victoria, la madre vendió su camioneta para costear medicamentos, estudios privados y recetas que el sistema de salud no pudo proporcionarle.
Javier ingresó a urgencias el 10 de mayo de 2024 con neumonía atípica. Sin embargo, durante 21 días los médicos no lograban dar con el motivo de su enfermedad. Mientras su salud se deterioraba, su madre tuvo que gastar diariamente en medicamentos que el hospital no tenía, sin ver mejoría en su hijo.
Finalmente, los especialistas solicitaron un estudio privado, pues el hospital carecía del equipo necesario. Fue entonces cuando se detectó que Javier tenía una bacteria llamada legionella en los pulmones, alojada detrás de los tejidos, lo que complicaba su tratamiento.
El estudio costó más de 10 mil pesos y, ante los crecientes gastos, Verónica tuvo que vender su camioneta modelo 2020 en 170 mil pesos para pagar análisis, recetas y tratamientos. Aun así, la deuda final superó los 300 mil pesos, cantidad que aún no logra liquidar.
“Hasta la fecha sigo a pie, pero gracias a Dios mi hijo está vivo“, relata Verónica, con gratitud, aunque con la incertidumbre de cómo terminará de pagar los gastos médicos.
“Gracias a Dios tenía ese mueble, mi hijo por eso está vivo, pero mucha gente que no tiene de dónde echar mano, pues se le muere el familiar“, expresa, evidenciando la difícil situación que enfrentan muchas familias ante el desabasto en hospitales públicos.
A pesar de la falta de insumos, Verónica reconoce la labor del personal médico y de enfermería, quienes nunca dejaron de atender a su hijo. “Los doctores estuvieron siempre al pendiente de mi hijo“, afirma.
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