Estado de México- El 9 de febrero de 2025, la comunidad veterinaria fue golpeada por la trágica noticia del asesinato de Héctor Hernández Cañas, un médico veterinario de 17 años de experiencia, en Tultepec, Estado de México.
Hernández fue atacado tras la muerte de Mía, una perra yorkshire de ocho años, quien no sobrevivió a una cirugía realizada por él para extraer un hueso que obstruía su esófago.
El médico había explicado en sus redes sociales que la operación fue necesaria debido a una obstrucción grave causada por un hueso de aproximadamente tres centímetros. A pesar de realizar todos los procedimientos adecuados, la perra no resistió complicaciones durante su recuperación, lo que derivó en un paro cardiorrespiratorio. Sin embargo, el veterinario dejó claro que la responsabilidad de los problemas de salud de Mía recaía en sus tutores, quienes habían demorado la atención médica y, además, habían delegado el cuidado de la mascota a una menor de edad.
#AS3SIN4N A VETERINARIO, NO SALVO LA VIDA A PERRITA‼️
Sucedió en #Tultepec #Edomex, el veterinario Héctor Cañas fue asesinado presuntamente por los dueños de perrita #Yorkshire #terrier que ingresó a quirófano por haberse comido y tener alojado en el estómago un enorme hueso 🦴… pic.twitter.com/TYM28CRY5a
— Daniel Camargo (@_danycamargo) February 11, 2025
Tras la muerte de la perra, Hernández fue víctima de una feroz campaña de acoso, amenazas y extorsiones a través de redes sociales por parte de los propietarios de Mía. Sin embargo, la tragedia alcanzó un desenlace aún más fatal cuando el veterinario fue atacado con un arma blanca, lo que le costó la vida.
Presuntamente los dueños de la perrita exigian 50 mil pesos al veterinario por la muerte de la mascota.
El gremio veterinario reaccionó con un profundo sentimiento de tristeza y solidaridad. La Federación de Médicos Veterinarios Zootecnistas de México expresó en un comunicado su consternación por el asesinato de Hernández y señaló la falta de responsabilidad de los tutores de Mía, quienes habrían demorado más de dos semanas en llevar a la perra a consulta tras los primeros síntomas.
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