Redacción
Chiapas.- Cientos de indígenas de los Altos y del Norte de Chiapas se congregaron ayer en la plaza central de este municipio para asistir a la misa de cuerpo presente del sacerdote y activista Marcelo Pérez, asesinado a balazos el pasado domingo en San Cristóbal de las Casas. La ceremonia, cargada de simbolismo y emociones, estuvo marcada por aplausos, llantos y música tradicional, mientras el féretro de madera era llevado desde la casa de sus padres, donde fue velado desde el lunes.
Marcelo Pérez, conocido por su incansable labor en favor de los pueblos indígenas y su lucha por la justicia social, había advertido en varias ocasiones a sus familiares que su vida corría peligro, pero siempre les dejó claro que no debían buscar venganza en caso de que fuera asesinado. “Moriría haciendo el bien”, les decía con convicción.
Durante la misa, celebrada en tzotzil y en español, familiares, amigos y feligreses recordaron a Marcelo como un hombre comprometido con su fe y con su activismo. Uno de los asistentes, un indígena de Simojovel, agradeció al sacerdote por su apoyo a la comunidad, especialmente durante el incidente de vacunación en el que 31 niños de La Pimienta se vieron afectados. “Me enseñaste muchas cosas, el valor y el cuidado por los demás”, expresó emocionado.
La ceremonia religiosa fue encabezada por el Obispo Felipe Arizmendi, quien destacó que Marcelo “no militaba en ningún partido político, sino que era un ministro de Dios que luchaba por la paz y la hermandad en Chiapas“. También denunció la creciente violencia en el estado, alimentada por el crimen organizado, que el sacerdote había denunciado en varias ocasiones.
Don Miguel Pérez Santiz, padre de Marcelo, fue testigo del doloroso adiós a su hijo, sentado junto al ataúd mientras observaba el rostro del sacerdote a través de la ventanilla del féretro. Alrededor, los feligreses entonaban canciones católicas y tocaban música tradicional como muestra de respeto.
A pesar del miedo que genera la violencia en la región, la comunidad se unió en esta despedida. “Respetamos al sacerdote, por eso hemos venido a su misa de cuerpo presente”, declaró una habitante local, quien llegó junto a muchos otros para dar el último adiós a Marcelo.
El cuerpo del sacerdote será sepultado hoy en la parroquia de San Andrés, lugar que frecuentaba y donde oficiaba misas en compañía del párroco. José Luis, uno de los participantes del velorio, recordó cómo Marcelo lo ayudó en 2017, cuando fue desplazado de Chalchihuitán debido a la violencia armada. “Nos llevó despensas cuando estábamos viviendo bajo carpas”, señaló, evidenciando el compromiso inquebrantable de Marcelo por los más vulnerables.
A pesar de las amenazas que enfrentó, el sacerdote nunca dejó de trabajar por la paz en Chiapas, siempre con una profunda fe y amor por las comunidades indígenas que tanto defendía.
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