Redacción
Colombia.- Betty la fea, la telenovela más exitosa de la historia de las telenovelas, y que salió al aire por primera vez en 1999, ya no necesita presentación. Pero la que sí la necesita es Beatriz Pinzón, la protagonista, 25 años después.
“Ella ahora es una mujer que quiere ser fiel a su esencia, quiere volver a sentirse ella, auténtica”, cuenta Ana María Orozco a este diario, la actriz que interpretó a Betty hace un cuarto de siglo, sobre la versión madurada de aquella que enamoró pantallas con un flequillo y una risa nasal. Betty ha vuelto, interpretada de nuevo por Orozco, en una serie que lanza hoy a nivel mundial la plataforma Amazon Prime: Betty la fea, la historia continúa.
Tendrá diez capítulos, que se irán publicando poco a poco. En un pequeño adelanto de su primer capítulo, Betty se dice a sí misma que “en este momento lo único que importa es lo que yo quiero”. Ha regresado a buscar, ya no el amor de Armando, su galán, sino el que abandonó al final de la telenovela cuando pensó que la amarían solo si se cortaba el flequillo y se mejoraba la montura de las gafas: el amor propio.
La telenovela original fue transgresora al poner a una mujer fea como protagonista de la que se enamoraron millones porque, como dice Mauricio Cruz, el director de la nueva serie: “todos nos hemos sentido feos en algún momento de nuestras vidas”. Pero Orozco, la protagonista, admite que en la versión original hay escenas que reflejan el machismo de una época, actuaciones que hoy en día serían inaceptables. “Por ejemplo, los gritos de Armando a la peliteñida, incluso cosas físicas como que la estrujaba”, dice en referencia a la violencia del galán a la secretaria rubia conocida como Patricia Fernández.
En más de dos décadas desde el lanzamiento de Betty pasó por la televisión el movimiento Me Too, denuncias por abuso laboral contra las mujeres, las políticas de identidad, las redes sociales. Y acorde a los tiempos, la nueva novela tiene dosis de corrección política: un abogado deconstruido, un líder comunitario que creció en un barrio del sur y ayuda a las mujeres mayores, o la primera modelo negra de Ecomoda, la empresa de diseño donde toda la novela se desarrolla. La hija de Betty y Armando, Camila, una diseñadora que quiere mostrar su talento, es también una influencer en redes sociales con una pésima relación con su madre. Porque Betty la fea, en versión 2024, también va sobre lo dura que es la maternidad. “A Betty acá le pasa como a muchas mujeres: por más de que somos profesionales, trabajamos, sigue siendo un desafío equilibrar la vida con los hijos, en la casa, con el trabajo”, cuenta Orozco.
Pero aquella adaptación a los tiempos no se lo tomó todo, asegura Orozco, porque intentaron mantenerse fieles a los personajes con sus risas torpes, sus frases conocidas (aquellos semestres en la San Marino), y la altanería de siempre. Allí sigue insultando, por ejemplo, Lombardi con toda su arrogancia, y burlándose incluso un poco de los tiempos. Insulta ahora diciendo “yo no lo llamo a usted inepto, porque soy incluyente”, es como lo explica Arango.
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