Redacción
México.- Datos recientemente obtenidos vía Transparencia revelan una preocupante ineficiencia en las refinerías mexicanas, donde se destaca un exceso de personal y una producción por debajo de los estándares esperados. Comparativamente, estas refinerías emplean hasta cuatro veces más trabajadores que la planta hermana de Deer Park en Estados Unidos, pero generan menos combustibles automotrices y más combustóleo.
Según los datos revelados por EL UNIVERSAL, mientras que la refinería texana de Deer Park opera con alrededor de mil trabajadores, algunas refinerías mexicanas como Cadereyta, Salina Cruz, Minatitlán, Tula, Salamanca y Madero, cuentan con plantillas que superan los 2 mil, 3 mil e incluso 4 mil empleados. Estos números reflejan una discrepancia alarmante en la eficiencia operativa entre ambas naciones.
A pesar de los recientes recortes de personal que han mitigado ligeramente la abultada plantilla laboral, las refinerías mexicanas continúan operando con ineficiencia y generando pérdidas económicas. Desde 2002, el segmento de negocio de Pemex Transformación Industrial ha acumulado pérdidas por más de 3 billones de pesos, según informes financieros de Petróleos Mexicanos.
Expertos señalan que esta ineficiencia operativa es resultado de una larga historia de relaciones laborales y sindicales complejas en la industria petrolera mexicana. Aunque en las últimas décadas se ha intentado abordar este problema, los desafíos persisten debido a la influencia histórica y el poder del sindicato petrolero en la toma de decisiones y la gestión de recursos humanos.
Además, se destaca que las refinerías mexicanas operan a una capacidad significativamente menor que Deer Park, con un grado de utilización del 48% en 2023, en comparación con el 70% de Deer Park. Esto se traduce en una producción desproporcionada de combustóleo, un producto de menor valor en el mercado y altamente contaminante, lo que agrava aún más las pérdidas económicas.
Los expertos también subrayan que la eficiencia de Deer Park se ve beneficiada por procesos más automatizados y una menor influencia sindical, lo que contribuye a una mayor eficiencia operativa y menores costos. Sin embargo, en las refinerías mexicanas persisten los desafíos estructurales que obstaculizan su rentabilidad y competitividad en el mercado global de refinación de petróleo.
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