Redacción
México.- Las olas de calor que se han registrado este año en diversas regiones del mundo, incluido México, son resultado directo del calentamiento global producido por la actividad humana y serán cada vez más frecuentes, advierte un estudio de la red de expertos Atribución del Clima Mundial (WWA, por sus siglas en inglés).
Después de un récord de calor en junio de este año, indica, el comienzo de julio fue testigo de temperaturas extremas y olas de calor en varias partes del hemisferio norte, incluido el suroeste de Estados Unidos, el norte de México, el sur de Europa y China.
El calor extremo, detalla, afectó a más de 100 millones de personas sólo en EU, donde se registraron decenas de muertes relacionadas con las altas temperaturas.
En México, agrega, se reportaron 211 muertes, casi la mitad de ellas en el estado de Nuevo León.
“En línea con la robusta evidencia científica sobre la vulnerabilidad diferencial al calor extremo, los ancianos, los niños pequeños, los trabajadores al aire libre y las personas sin hogar y desplazadas se ven afectadas de manera desproporcionada por las altas temperaturas que han abrasado al hemisferio norte”, apunta.
Las olas de calor, advierte WWA, se encuentran entre los peligros naturales más mortíferos.
Sin embargo, señala, en muchos casos, no se dimensiona el alcance total del impacto en la salud humana porque las muertes relacionadas con el calor a menudo se atribuyen a otras causas, como insuficiencia renal o paro cardíaco, que no habrían ocurrido si las altas temperaturas no hubieran exacerbado la enfermedad preexistente de alguien.
Los eventos de calor, indica, tienen un alto impacto económico.
Han provocado una demanda de energía récord en China, así como cortes de electricidad en EU y Europa, explica, mientras que daños a los cultivos a gran escala y pérdidas de ganado han sido reportados en todas las regiones afectadas, incluida la muerte de al menos 200 cabezas en México.
Sin el cambio climático inducido por el hombre, remarca, estos eventos de calor habrían sido extremadamente extraños. Una temperatura máxima como la registrada en julio pasado, apunta, hubiera sido virtualmente imposible en la región fronteriza entre Estados Unidos y México.
“A menos que el mundo deje de quemar combustibles fósiles rápidamente, estos eventos serán aún más comunes y el mundo experimentará olas de calor aún más intensas y duraderas. Olas de calor como las recientes ocurrirían cada 2-5 años en un mundo 2 grados Celsius más cálido que en el periodo preindustrial”, alerta.
El estudio indica que las zonas urbanas son particularmente vulnerables a los impactos de los eventos de calor.
“En Nuevo León, uno de los estados más afectados en términos de mortalidad por calor hasta la fecha, más del 96 por ciento de la población reside en centros urbanos”, apunta.
Una planificación urbana, subraya, reduce el efecto de isla de calor. Un estudio sugiere, agrega, que el efecto de isla de calor en la ciudad de Querétaro, podría disminuir en 2.05 grados Celsius si la cubierta de dosel arbóreo de la zona urbana aumentara en un 50 por ciento.
Con información de Reforma
Discussion about this post