Redacción
México.- Cinco sacerdotes de la Diócesis de Culiacán fueron apartados de sus funciones clericales luego de una serie de denuncias masivas en las que se acusó presuntos actos de abuso sexual.
“Pedir perdón es necesario, pero no es suficiente”, expresó Esteban Robles, sacerdote vocero de la Diócesis de Culiacán, citando lo que el Papa Francisco recitó la semana del 8 de marzo, la misma en que surgieron las denuncias contra curas en Sinaloa.
Se trata de denuncias en las que mujeres y hombres señalaron que fueron abusados sexualmente, que sufrieron tocamientos, acosos y otros posibles delitos.
En algunos casos se denunciaron penetraciones, en otros se describió cómo sacerdotes llevaron a jóvenes a moteles y los violaron, mientras les decían que “Dios siempre busca el mal menor”.
Les hacían creer que esos abusos eran decisiones de Dios.
El primer sacerdote acusado fue Cristian Emmanuel, un cura que incursionó en grupos juveniles y de profesionistas, miembro de movimientos religiosos a la orden de la Iglesia Católica, entre ellos uno llamado “Arcoiris“, movimiento exclusivo para adolescentes entre los 14 y los 17 años.
Para pertenecer a dicho grupo debe pasarse por un proceso que comienza con un retiro coordinado por un grupo núcleo de jóvenes y al menos un sacerdote asesor.
En la Diócesis de Culiacán –que es el distrito o territorio cristiano en el que tiene y ejerce jurisdicción la Iglesia Católica en Culiacán– ese movimiento debe servir para la sanación de adolescentes con problemas de violencia familiar.
Quienes dirigen el movimiento son sacerdotes asesores y seminaristas asignados. Ahí, entre esos últimos, estuvo el sacerdote Cristian Emmanuel.
“Cuando lo denunciamos, nos habían dicho que debía ser de hechos recientes, porque antes ya había sido denunciado y lo que hicieron fue darle terapia. Por eso nos dijeron que debían ser denuncias después de las terapias que recibió”, narró una mujer en entrevista, de quien se guardará anonimato por solicitud.
Luego de ese caso, surgieron más denuncias contra otros curas que también pertenecían al movimiento religioso llamado Arcoiris. Son los curas Cristian Emmanuel, Óscar Daniel, Antonio, José Luis y Petronilo Tolentino. Todos están adscritos a la Diócesis de Culiacán.
Las denuncias se asumieron por la Diócesis que dirige el Obispo Jonás Guerrero Corona, apartando a los curas mientras se desarrolla una investigación interna.
Una de las víctimas aseguró en entrevista que antes de que explotara el escándalo sobre presuntos abusos sexuales, acudieron a denunciar, pero que el interés fue distinto, incluso revictimizante.
“Cada vez nos pedían más cosas y al final nos dijo que esto era muy largo, que podía tardar tanto como para llegar al Vaticano. Todas nos sentimos desalentadas”, mencionó una de las mujeres que decidieron contar su testimonio.
Otra de las personas que acusó abusos acudió a la Fiscalía General de Sinaloa, para interponer una denuncia contra uno de los sacerdotes que ahora ha sido apartado.
La Iglesia decidió hacer la separación de los sacerdotes y al mismo tiempo interpuso una denuncia de hechos contra los cinco sacerdotes.
“La Diócesis interpuso denuncia de hechos por rumores que han salido por los medios y la denuncia del particular es contra un sacerdote en particular”, indicó Sara Bruna Quiñónez Estrada, Fiscal general de Sinaloa.
“(Ser sacerdotes) no les da fuero para nada, al contrario. Creo qué hay mayor impacto y exigibilidad contra esas personas. Hay exigibilidad de que no obstaculicen procesos legales”.
La Diócesis de Culiacán aseguró a través de su vocería que este es un hecho inédito en esta región de la Iglesia, aunque los hechos denunciados ahora mismo son de casos de un pasado que no supera los últimos 10 años.
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